Nuestro proyecto Jugar con Luz fue revisado constantemente a la luz de Las Fuerzas Culturales del modelo VESS; un marco de referencia claro, ya que las fuerzas culturales son garantía de un aprendizaje significativo.
En los últimos tiempos hemos enfrentado nuevos formatos y retos. La emergencia sanitaria que llevó al cierre repentino de las escuelas nos puso frente a una docencia a distancia. El reto: ¿Cómo poder conseguir aprendizaje profundo y artístico sin nuestros espacios y materiales, a través de una pantalla en sesiones de 40 minutos?
Nos apoyamos en una comunidad internacional de arte-educadores y nos unimos al proyecto en red Light Up Our Days de Future Learning U-FablabBcn y Tinkering Studio, que invitaba a niños del mundo a narrar a través de una caja de luz su historia del confinamiento.
Poner las emociones en juego, unir ciencia y arte, investigar, experimentar, jugar con la luz y sus propiedades, se adecuaba muy bien a la nueva situación, pero era necesario adaptarnos a un contexto en que no podíamos ofrecer materiales ni el acompañamiento propio de la educación presencial.
La docencia online convencional tiene una estructura muy limitada, el profesor está siempre presente, a menudo se silencia a los participantes o se inhabilitan los chats otorgando al docente demasiado protagonismo. Temíamos que fácilmente pudiéramos caer en convertir las sesiones en tutoriales magistrales.
El celo por mantener vivo el espíritu de VESS con el que trabajamos en el aula, donde el alumno es autónomo, trabaja un punto de vista propio y es respetado en sus tiempos y formas, nos puso en alerta. Había que focalizarse en las oportunidades, olvidarnos de reproducir todo aquello que no teníamos y buscar qué nos ofrecía esta nueva situación.
Expectativas y oportunidades y lenguaje
El proyecto empezó en la mirada: La luz a nuestro alrededor ¿Dónde encuentro sombras? ¿Por qué se forman? La historia del arte habla sin palabras, descubrimos artistas que tocan y modelan la luz, que inventan historias con las sombras. Nosotras empezamos también a jugar con la luz, a dibujar sombras y a crear sus historias.
Tiempo y espacio físico
Los alumnos crearon su propio espacio de investigación, sin las limitaciones normales de aula y de espacio y tiempo. Podían cerrar las cortinas, encerrarse en el baño, transformar su cocina en un laboratorio creando su abecedario de sombras.
El tiempo de la clase, una sesión semanal de 40 m. ha sido la punta del iceberg, un tiempo para dar valor y visualizar el tiempo oculto que han dedicado. Este formato nos ha ayudado a transgredir el tiempo y ampliarlo acercándonos al modelo flipped classrooms. “Estuve jugando con la luz en la cocina toda la tarde, no me di cuenta y se hizo de noche” (Aina)
Modelado, estrategias e interacciones
Internet fue un aliado, formularios, carpetas compartidas, gráficas… permitieron comentarios colaboraciones, preguntas, respuestas de forma ágil. El pensamiento se hacía visible y generaba interacciones sorprendentes. Saltábamos de la ciencia al arte o a la filosofía; ¿Hay objeto sin sombra o sombra sin objeto?” (Paula).
La función como docente se centró en reflexionar juntas, mostrar y valorar diferentes puntos de vista, así como conectar nuestro trabajo en red con el de niños de todo el mundo. Se producía un cambio: de la intimidad de mi habitación a conectarme con el mundo.
El trabajo final fueron obras de luz y sombra integrando efectos maravillosos que procedían de objetos cotidianos. Transformaron su espacio físico y a menudo buscaron la complicidad de un familiar para realizarlo. Muchas de estas obras tienen una fuerte carga emocional, reflejan situaciones dramáticas o están cargadas de fantasía, funcionando como un espacio de expresión emocional durante el confinamiento. (Las obras y la documentación del proyecto están publicadas en www.artencurs.org)
Este artículo fue publicado en la primera edición del VESS EduJournal y sus autoras son: Beatriz Rey y Anna Vila de Institució La Vall
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